La Biblia, a través del Antiguo y el Nuevo Testamento, enseña la práctica de diezmar. El diezmo está definido como el diez por ciento de las entradas de alguien y es comúnmente entendido como la porción de Dios en la relación de confianza que trae la entrada.
Algunos han descrito el diezmo como un contrato con Dios en el que el noventa por ciento de cualquier entrada es nuestra y el diez por ciento es de Dios. Pero yo creo que la mejor manera de entenderlo es en el contexto de una relación de amor y confianza con Dios.
Considere la diferencia de tales perspectivas, un punto de vista contractual versus un punto de vista de relación de amor, en nuestro enfoque para devolver el diezmo. Impacta a alguien el diezmar de la misma forma si el diezmo es una relación de negocio con Dios, algún contrato legal, en el que el diez por ciento de cualquier ganancia es de Dios y el noventa por ciento es nuestro, lo opuesto de entrar en una relación de confianza y amor con Dios en la que todo es de Él desde el comienzo – como Dios no solo nos da la vida, la salud, los rayos del sol y la lluvia, y bendice nuestro duro trabajo con un retorno, pero también nos da un noventa por ciento de todas las ganancias para que las manejemos como sus mayordomos usando lo que determinemos que es correcto para nuestras propias necesidades, recreación, donaciones caritativas, etc – y el retiene el 10 por ciento específicamente designado para el avance de su reino en la tierra.
¿Qué motivo tal vez se desarrollaría en nuestro corazón si tratáramos el diezmo como un trato de negocio y creer que mientras demos nuestro diez por ciento, Dios va a continuar usando su divino poder para bendecirnos con más riquezas?
Y qué motivo se engendrará en el Corazón si viviésemos una relación de amor y confianza con Dios reconociendo que todo es ya suyo y que toda ganancia se experimenta no como un trato comercial pero una bendición de Dios, en la que Él bondadosamente nos da el noventa por ciento?
El primer punto es que el diezmo es de Dios, pero no es algo que nosotros poseamos; nunca fue de nosotros desde el comienzo. El noventa por ciento es el regalo y bendición de Dios para nosotros.
El Proposito del Diezmo
¿Cuál es el propósito del diezmo? para avanzar el evangelio.
Muchas comunidades cristianas han usado el diezmo para pagar por cualquier actividad que apoye el esparcimiento del evangelio, como pagar los salarios de los pastores, pagar por actividades evangelísticas, pagar por misiones y misioneros, y producir materiales para avanzar el evangelio, etc.
Varias organizaciones establecieron diferentes pautas para el uso del diezmo, pero el principio Cristiano general es que el diezmo es usado para avanzar el evangelio. Este es el primer propósito del diezmo.
El Segundo propósito del diezmo es el de fortalecer la fe de aquel que lo devuelve. Diezmar es la oportunidad para ejercer la fe en Dios a través de la acción y por lo tanto, experimentar un crecimiento y madurar en tu fe.
Pero diezmar refuerza la fe sólo si aquellos que diezman lo hacen en fe. Aquellos que diezman legalmente – que es, en miedo, en desconfianza, como si fuese algún negocio comercial esperando o demandando que Dios actúe incrementado sus riquezas porque ellos pagan sus diezmos – no van a experimentar un crecimiento en su fe. Solo considera aquellos fastidiosos pagadores del diezmo que crucificaron a Jesús. Ellos pagaban diezmos aun en las hierbas y el jardín ( Lucas 11:42), pero no resultó en experimentar mayor amor y confianza en el Padre o en Jesús.
Preguntas comunes sobre el Diezmo
Muchos tienen preguntas sobre el diezmo y el diezmar. Después de darse cuenta de la validación bíblica del diezmo, la gente hace preguntas como:
- ¿A dónde se debe devolver el diezmo?
- ¿Quién está autorizado a recibirlo?
- Nosotros como amigos de Dios, ¿tenemos la responsabilidad de determinar a donde devolvemos los diezmos que Dios ha puesto en nuestras manos?
- ¿O estamos devolviendolos ciegamente a una organización, denominación, o Sistema sin importar en qué enseña ese Sistema u organización?
¿Si hubieses vivido en la época del oscurantismo, a quien le hubieses pagado los diezmos? si creemos que el diezmo es para ser usado en el avance del evangelio – que Dios es amor y no coacciona la conciencia, ¿sería devolver los diezmos a la iglesia romana la forma de cumplir con ese cometido?
¿Qué tal hoy? ¿Le gustaría a Dios que diéramos nuestros diezmos a instituciones u organizaciones que están representando a Dios mal, especialmente si hay otras organizaciones que están avanzando el verdadero evangelio?
¿Tenemos la responsabilidad de evaluar donde retornamos nuestros diezmos, o deberíamos ciegamente pagarlos a la organización donde crecimos?
Uno de los fundadores de la iglesia Adventista escribió esto:
Hay esposas de ministros… que han sido obreras dedicadas y fervientes. Han dado estudios bíblicos y han orado con las familias, y han sido tan exitosas en su trabajo personal como sus esposos. Estas mujeres dedican todo su tiempo, y sin embargo se les ha dicho que no recibirán nada porque sus esposos ya reciben un sueldo. Les he dicho que sigan adelante, que estas decisiones han de ser revisadas. La Palabra dice: “El obrero es digno de su salario”. Lucas 10:7. Cuando se tomen tales decisiones, voy a protestar en el nombre del Señor. Y voy a considerar mi deber crear un fondo con el dinero de mi diezmo para pagar a estas mujeres que están cumpliendo una labor tan esencial como la de los ministros. Este diezmo será utilizado para la misma línea de trabajo que realizan los pastores: ganar almas. [HD 104.1]
Se me ha presentado durante años que yo misma debía destinar mi diezmo para ayudar a los pastores, tanto de la raza blanca como de la negra, que habían sido tratados en forma descuidada y que no recibían lo necesario para el sostén de sus familias.
Yo misma he usado mi diezmo en casos de gran necesidad que se me han presentado. He recibido instrucciones para hacer esto; y como no se ha retirado dinero de la tesorería del Señor no hay que hacer comentarios al respecto, porque ello haría necesario dar a conocer ese asunto, y no lo deseo hacer porque no es lo más recomendable.
Algunos casos los he tenido presente durante años, y he satisfecho sus necesidades utilizando los diezmos, según Dios me ha instruido que lo haga. Y si alguien me dice: «Hermana White, ¿utilizaría usted mi diezmo donde más se necesita?». Yo le contestaría: «Sí, lo haría; y lo he hecho». Manuscritos Inéditos Tomo 2 (contiene los manuscritos 97-161)
Este autor creía que al darle sus diezmos directamente a personas que no eran empleadas de la institución pero que estaban promoviendo el verdadero evangelio a saber 1) ellas estaban actuando bajo la dirección de Dios, y 2) el dinero estaba yendo al tesoro de Dios; a su almacén.
¿Cree usted que tenemos nosotros hoy una responsabilidad similar en evaluar dónde vamos a poner nuestros diezmos?
Creo que el evangelio avanzaría mucho más rápido si cada creyente tomará la seria responsabilidad de evaluar con oración dónde devolver los diezmos que Dios ha puesto en sus manos. Esto requiere de cada persona discernir correctamente, en oración y estudio, cuál es el evangelio verdadero de Jesucristo y después examinar dónde están poniendo sus diezmos, decidiendo si la organización está avanzando el verdadero evangelio – que va más allá que estar de acuerdo con una lista de creencias doctrinales, determinando si los métodos que emplea esta organización en cómo tratan a las personas armoniza o no con los principios del reino de Dios.
Haciendo esto, cambiaría a las personas que devuelven el diezmo para que sean más efectivas en sus propias vidas y en su esfera de influencia y el evangelio brillaría en el mundo!
Un Ejemplo Bíblico
Creo que Dios enseñó este mismo principio en uno de los pocos lugares en los que dio instrucciones directas en cómo usar el diezmo, no meramente para devolver el diezmo si no también de cómo ser usado. Es un pasaje muy difícil de entender, uno sobre el cual nunca he escuchado un sermón.
Cada año, sin falta, apartarás la décima parte de todo lo que produzcan tus campos. En la presencia del Señor tu Dios comerás la décima parte de tu trigo, tu vino y tu aceite, y de los primogénitos de tus manadas y rebaños; lo harás en el lugar donde él decida habitar. Así aprenderás a temer siempre al Señor tu Dios. Pero, si el Señor tu Dios te ha bendecido y el lugar donde ha decidido habitar está demasiado distante, de modo que no puedes transportar tu diezmo hasta allá, entonces lo venderás y te presentarás con el dinero en el lugar que el Señor tu Dios haya elegido. Con ese dinero podrás comprar lo que prefieras o más te guste: ganado, ovejas, vino u otra bebida fermentada, y allí, en presencia del Señor tu Dios, tú y tu familia comerán y se regocijarán. Pero toma en cuenta a los levitas que vivan en tus ciudades. Recuerda que, a diferencia de ti, ellos no tienen patrimonio alguno.Cada tres años reunirás los diezmos de todos tus productos de ese año, y los almacenarás en tus ciudades. Así los levitas que no tienen patrimonio alguno, y los extranjeros, los huérfanos y las viudas que viven en tus ciudades podrán comer y quedar satisfechos. Entonces el Señor tu Dios bendecirá todo el trabajo de tus manos (Deuteronomio 14:22-29).
¿Cómo entendemos este pasaje? Miremos el contexto. Dios estaba lidiando con ex- esclavos que acababan de salir de Egipto; sus mentes estaban llenas de toda clase de creencias paganas, y algunos aún creían en dioses paganos. Estaban también rodeados de naciones paganas que tenían centros de adoración pagana en las montañas de alrededor. Y Dios quería establecer un sistema de adoración diferente que enseñara la verdad sobre él y lo diferenciara de los falsos dioses y las falsas religiones.
Solo algunos versículos antes Dios dio instrucciones en cómo usar el diezmo. Les dijo:
Estos son los preceptos y las normas que tendrán cuidado de poner en práctica mientras vivan en la tierra que el Señor y Dios de sus antepasados les ha dado en posesión: Destruirán por completo todos los lugares donde adoran a sus dioses las naciones que ustedes van a desposeer, es decir, en las montañas, en las colinas y debajo de todo árbol frondoso. Demolerán sus altares, harán pedazos sus piedras sagradas, les prenderán fuego a sus imágenes de la diosa Asera, derribarán sus ídolos y borrarán de esos lugares los nombres de sus dioses. No harán lo mismo con el Señor su Dios, sino que irán y lo buscarán en el lugar donde, de entre todas las tribus de ustedes, él decida habitar. Allí llevarán ustedes sus holocaustos, sacrificios, diezmos, contribuciones, promesas, ofrendas voluntarias, y los primogénitos de sus ganados y rebaños. Allí, en la presencia del Señor su Dios, ustedes y sus familias comerán y se regocijarán por los logros de su trabajo, porque el Señor su Dios los habrá bendecido. (Deuteronomio 12: 1-7).
Todos los falsos sistemas de religión tienen dioses poderosos que hacen reglas y las hacen cumplir a través de castigos infringidos. Esos dioses requieren de sus adoradores que traigan ofrendas al dios como pago por sus pecados, para ganar el perdón, y apacentar la ira de ese dios, y para ganar un favor o una bendición. Cuanto mayor sea el sacrificio del adorador, mayor será la influencia sobre el dios. Así muchas religiones paganas terminaron sacrificando a sus propios hijos al dios falso para pagar por sus pecado o comprar su apoyo.
Dios le estaba enseñando a los Israelitas que él era lo opuesto de esos dioses -que es por Él que todas las bendiciones fluyen; que ellos no podían comprar su gracia, influenciarlo con ofrendas, o sacrificios para obtener buenas cosas; que Él no necesitaba una ofrenda para pagarle por sus pecados; pero que de Él vienen todas las bendiciones, que Dios se sacrificaba Él mismo por ellos, para alcanzarlos, amarlos, sanarlos. La lección era clara, directa, y poderosa: Dios usa sus recursos para bendecir a la humanidad; Él no requiere que compremos sus bendiciones. Ese mismo mensaje es para nosotros hoy!
Por lo tanto, la porción de Dios – el diezmo – debía usarse según las instrucciones de Dios para bendecir al diezmador, para que el diezmador recibiera de Dios recursos para fortalecerlos y bendecirlos. Así el propósito del diezmo – para avanzar el evangelio – fue cumplido!
¿Qué es el evangelio? Las buenas nuevas de Dios. Al instruir a la gente a usar el diezmo para comprar recursos para su uso en la adoración a Él, recibieron bendiciones directamente de Dios y experimentaron las buenas nuevas. Ellos experimentan que Dios es bueno, que Dios da, que Dios se sacrifica por nosotros. ¡Podemos confiar en Dios! Así como el apóstol Pablo escribió más tarde, es la bondad de Dios, que contrasta fuertemente con las mentiras del paganismo, lo que lleva a las personas al arrepentimiento (Romanos 2:4).
Pero ¿por qué instruirlos a comprar vino fermentado? ¿Qué pasa con el vino sin refrigeración o sin ser empacado al vacío? se fermenta o se avinagra.
El vino fermentado era una bebida común en esos días. Dios no está promoviendo borracheras; de hecho la Biblia misma nos advierte en contra de la borrachera. Pero Dios está encontrándose con la gente en la realidad en la que viven. Ellos rutinariamente bebían vino suavemente fermentado, y Dios les estaba diciendo en ese contexto, que compraran lo que ellos prefirieran tomar con su comida, esa bebida es un regalo de Dios y era para regocijarse en el Señor y experimentar la realidad de que
Dios es bueno, que Dios nos da para levantarnos. Es así de simple. Sería un error usar este texto para argumentar en pro o en contra de las bebidas alcohólicas.
Es una real bendición en nuestra relación de fe en Dios la práctica del diezmo. Les invito a examinar en oración la pregunta usted mismo, de estar completamente convencido en su propia mente sobre estas instrucciones, y entonces determinar donde Dios le gustaría que devolvieras tus diezmos para que avance las buenas nuevas acerca de Él.